**********
Se monta en la moto. De nuevo yo voy detrás, claro. Él va sin camiseta. Yo llevo la suya. Su espalda está fría y mojada. Apoyo mi cabeza sobre su hombro y cierro los ojos. Pronto llegamos al pueblo. Me deja en la puerta de mi casa, pues resulta que él vive enfrente.
-Adiós.- le digo.
-Adiós.
Entro en mi casa, sin que mi abuela se de cuenta, con la camiseta de Pablo y el vestido en la mano.
-¿Por qué llevas esa ropa?- pregunta mi abuela, que al final me había visto.
-Yo…es lo que se lleva abuela.
Sin más entro en mi cuarto. Me cambio y me pongo el pijama. Uno gris, de tirantes y pantalón corto. Me peino el pelo y sin lavarme los dientes, me meto en la cama. No me puedo dormir, por lo que me pongo a pensar.
Pablo. Está bueno. No, buenísimo. ¿Me gusta? Empiezo a dudar. Será un idiota, pero es simpático. Simplemente se venga de mí. Está en su derecho. Yo he empezado y le he hecho pasar vergüenza. Lo he conocido ese día, y ya parece gustarme. Pero no puede ser. Me ha tirado al río. ¿Y?, por otra parte, todos lo han hecho. Además, fue el que se preocupó por ir a por mi ropa y luego me prestó su camiseta. Que mono. Pero que idiota. Está bueno. Pero es imbécil. ¿Qué importa más? De repente, me quedo dormida.
**********
Entro en mi casa, sin camiseta. Les doy un beso a mis abuelos y me voy a mi cuarto. Me quito los pantalones y me tumbo en la cama. Me pongo a pensar en Paula y en Helena sin saber por qué.
Está buena. Y la odio. Y es simpática. Y…bah, es idiota. Como rubia que es. Por otro lado, ese día, Helena había empezado a gustarme. Más o menos. Cuando la he visto tan cerca de Manuel, me he sentido algo celoso. ¿Y si me sigue gustando? Pienso en hablar con ella al día siguiente. Ahora tengo sueño.
**********
Me levanto. He puesto el despertador para llegar a las doce a la plaza. Me desperezo. Luego voy a la cocina descalza.
-Buenos días.- le digo a mi abuela.
-Buenos días cariño.
-Voy a coger tostadas. No quiero Cola Cao hoy.
-Vale. Oye, ya tienes amigos ¿no?
-Bueno, sí.
-¿Quiénes son?
-Pues de chicas, Laura, Helena y Sonia, y de chicos Manuel, Miguel, Luis, Jorge y Pablo.
-Pues de chicas, Laura, Helena y Sonia, y de chicos Manuel, Miguel, Luis, Jorge y Pablo.
-Ah. Son buena gente. ¿Tú te acuerdas de Pablo?
-No. ¿Lo conocía?
-Más o menos. De pequeños, una vez que viniste, él se vino a casa todo el día. –se ríe- Os pusisteis a jugar en el jardín. Yo había regado y os revolcasteis en el barro. Erais grandes amigos ¿sabes? Solíais jugar juntos todos los días que veníais al pueblo. A ti te encantaba.
Me reí.
-Tengo una foto.-continúa ella. – Si la quieres, está en la caja que hay en el primer cajón de la sala.
Cojo la tostada y la unto con mantequilla. Mientras la mordisqueo, me voy a la sala. Abro el cajón, cojo la caja y rebusco en ella. Hay fotos de cuando yo era pequeña, de mis primos, luego de mi madre y después la de Pablo y mía.
¡Qué monos! Yo iba con un bikini, solo la parte de abajo. Tenía el cuerpo y la cara llena de barro. Sonreía. Tenía dos coletitas. En las manos, el gato de mi abuela, algo manchado. Pablo, a mi lado, con un bañador de Winnie de Pooh. También estaba embarrado. Con sus manos llenas de barro, intentaba mancharme la cara. Sonreía. El pelo lo tenía más o menos como entonces.
Cojo la foto y me la llevo a mi cuarto. La meto en la bolsa, junto a todas las cosas para el picnic.
Luego voy a la cocina y me preparo un bocadillo de pollo, lechuga y mayonesa.
-Vuelve a las cuatro.-dice mi abuela.
-Vale.- respondo.
**********
Llego a la plaza. Están ya todos. Soy el último. Paula corre hacia mí.
-Mira.- me enseña una foto de dos niños. Yo me quito las Ray-Ban para verla mejor.
-¿Quiénes son?- le pregunto.
-¿No nos reconoces?
-¿Somos nosotros?
-Sí.
Se pone a reírse.
-¡Qué monos!- dice.
-Yo no me acuerdo ¿y tú?
-Tampoco.
Corre hacia los demás, supongo que a enseñarles la foto.