Todo parecía ser un desastre. Para Paula y para Pablo ese iba a ser un verano tremendamente aburrido. Pero, quizás por casualidad o tal vez un capricho del destino, sus caminos se cruzaron. Aunque el amor parezca muy bonito , no todo va a ser perfecto ese verano. Sin duda, si se quiere conseguir un sueño, no basta con sentarse a esperarlo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Capítulo 3: Abuelos.

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Tres vacas. Eso fue lo primero que vi al llegar al pueblo. Luego, una casa con un tejado de chapa, y después, las demás viviendas.
Mi padre paró el coche frente a una casa con la fachada de azulejos beiges. Supuse que sería la de mi abuela, ya que tenía un ligero recuerdo de cómo era.
Llamó al timbre y salieron mi abuela y un gato.
-¡Paula! Pero qué grande y qué guapa estás. ¿No estás más delgada?
-Hola abuela.-era lo primero que decía aquella mañana. Me pareció que ella no tenía la culpa de que yo estuviera allí.
Me dio un beso, de esos típicos de las abuelas, a la par que me abrazaba fuertemente. Olía a rosquillas con miel.
Cuando me soltó, despedí a mi padre.
-Te quiero. Pásalo bien.
-Y yo. Adiós.- respondí evitando que las lágrimas salieran al exterior.
Me dirigí al interior de la casa. Ella se quedó hablando con mi padre, su hijo. El interior estaba oscuro, apenas iluminada por la tenue luz que entraba a través de una ventana cubierta con cortinas. No tenía ni idea de donde estaba mi cuarto. La verdad es que la casa era bastante grande, aunque también antigua. Me decanté por una puerta de madera amarilla, y al entrar, descubrí que era el cuarto de la costura. Aún así, me metí dentro y comencé a curiosear.
Había muchas telas y ropa en montones, además de varios baúles. Una vieja máquina de coser se encontraba en la esquina derecha.
-¡Paula! Ven, te enseñaré tu cuarto.
-¡Voy!
   Salí con mis maletas de la habitación y encontré a la abuela cerrando la puerta, señal de que mi padre se había marchado.
-Ven- volvió a decir ella.
   Cruzó el pasillo y se detuvo en una puerta de cristal que había a la derecha. La abrió.
-Puedes colocar tus cosas, yo me voy a preparar la comida.
-Vale abuela.
-¿Te gustan los macarrones?
-Claro.
-Bien, pues voy a prepararlos.
   Se alejó lentamente hacia el fondo del pasillo, sonriéndo. Supuse que allí estaría la cocina.
**********
-Pablo, cariño, despierta. Hemos llegado.
-Pablo, vamos.
   No tuve más remedio que abrir los ojos. Mientras, mis padres sacaban las maletas y llamaban al timbre de la casa de mis abuelos.
Cuando me bajé, mis abuelos ya estaban en la puerta y fui a saludarles.
-¡Pablo!- mi abuelo me chocó la mano. Luego me estrechó.-Te he echado de menos.
-Y yo a ti.
-¡Pablo! Oh, cariño, cómo te he echado de menos.- mi abuela me abrazó fuertemente, durante al menos un minuto.
-Adiós papá, adiós mamá- les di un beso a  cada uno y me metí en la casa, dirigiéndome a mi habitación.
Dejé la maleta en el suelo y me tendí en la cama. Oí el portazo de la puerta. Mis padres se habían ido.
Había dormido demasiado, por lo que no tenía sueño. Decidí ir a la plaza, a ver si encontraba a alguno de mis amigos. Antes, tenía que ducharme.
Me metí en la ducha, dejando que el agua fría cayera sobre mi espalda. Estuve así un montón de rato. Luego cogí la esponja, eché jabón y comencé a ducharme. Con el calor que hacía, una ducha de agua fría era de lo más apetecible.
**********
La habitación no estaba mal. Antigua pero acogedora y con un gran armario en el que podría poner toda mi ropa. Lo abrí y me encontré algunos vestidos colgados. Eran de mi madre, de cuando tenía mi edad. Estaban bien conservados y algunos de ellos, se podían usar. Los aparté en el lado derecho, mientras que en el izquierdo comencé a colgar mi ropa.
Cuando terminé fui a la cocina, a ver que hacía mi abuela.
-¿Ya has colgado toda tu ropa?
-Sí- dije mientras cogía una aceituna y me sentaba sobre la encimera.
-Paula, ¿me harías un favor?
-Claro.
-¿Puedes ir a comprar tomate frito?
-Vale, pero ¿dónde está la tienda?
-Oh, claro. Sube la calle y enfrente de la plaza. Se llama LA TIENDA.
-Vale. Que nombre tan original.- dije con sarcasmo. Ella se rió.
-Toma- comenzó a buscar en el bolsillo de su delantal y me dio 10 euros.
Salí de la casa. El día era caluroso. El sol brillaba fuertemente en el cielo.
-¿Tú eres la nieta de Sofía?- me preguntó una mujer de unos setenta años.
-Sí.
-Oh, cuanto tiempo. Dame un beso.
   Se lo di, a pesar de no saber quien era. Pronto lo descubrí.
-Soy Carlota,su prima.
-Encantada.

7 comentarios:

  1. siento haber tardado en publicar, la proxima vez publicare más prontito:D

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  2. Me encató! Quiero que se encuentren los dos! asjasjas
    No tardes en subir!
    Girl

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  3. aayyy seguro q se encuantran!! q bien =D
    estoy deseando leer mas ;)
    1Bsoo

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  4. Mira que lo he leído veces, pero mee sigue haciendo gracia lo de: Tres vacas.
    jajaja, a ver si el próximo lo subes antes vaga ¬¬
    en el fondo te quiero ^^
    pd: lon-ga-ni-za .

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  5. Jajajaja a mi tambien me da risa eso xd q siii pesada q lo subire prontito. en el fondo fondo fondo yo tambien te quiero y mcho pero más a ese uvedoble jajajaj

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  6. Me encanta la historia! :D
    Te sigo!
    Escribe pronto y si puedes pásate:
    http://demasiadotardeparacomprender.blogspot.com
    Un beeeeeso (L)
    DTPC.

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